Aún recuerdo en mi niñez cuando había algún tipo de problema de orden público, que sacaban a las calles la PM (policía militar), eran unos muchachos grandotes, fortachones y con cara de pocos amigos; y cuando salía la PM, sabíamos que la cosa era seria, eran muy temidos, tenían como un fuero especial para golpear y disolver cualquier revuelo. A esos si le hacíamos caso. Pero esa policía o la guardia presidencial o cualquier tipo de fuerza armada, la más potente, dotada o entrenada que exista; NO puede siquiera compararse al ejercito de Dios. Salmo 127:1B”….; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. Por eso necesitamos la protección de Dios, que nos garantiza la seguridad. Mateo 6:13B”….., mas líbranos del mal. El único que puede garantizar esa protección es Dios, más nadie nos puede librar de las acechanzas de satanás y de sus maquinaciones; incluso de nuestros propios errores. Sólo un Dios soberano, Todopoderoso, que todo lo sabe y que puede estar en todas partes puede hacerlo; y lo más hermoso es que quiere hacerlo.
Por eso el pedir que nos libre del mal es nuestro deber en la oración, y Dios se complace en contestar, porque le gusta que seamos como niños indefensos delante de él, que no nos creamos autosuficientes y lo apartemos de nuestra vida, que mostremos una total dependencia de él, en todas las áreas de nuestra vida. Nuestro Dios es Jehová de los ejércitos, y lo que él hace, Nadie lo puede impedir.
Ps. Luis Daniel Fernández Rivera.