Solo cuando termina el libro de Job, podemos verle sentido a todas las situaciones que vivió; al confesar “de oídas te había oído, ahora mis ojos te ven” (Job 42:5), había un propósito claro, profundizar el conocimiento de Dios; y muchas veces Dios utiliza el dolor como un medio para conseguirlo. La palabra de Dios nos invita a confiar en la sabiduría y propósitos de Dios, y el libro de Job nos ayuda mucho para lidiar con la enfermedad, el dolor y la muerte.

Para el hombre estas son las circunstancias más difíciles de superar, generando frustración, rabia, impotencia; porque se sale de nuestras manos la situación, y en ocasiones la tomamos contra Dios.

Si descansáramos en Dios, en que él sabe lo que hace y porqué lo hace, él sabe lo que permite y porqué lo permite, entonces superar esos episodios de dolor sería más fácil.

Muy seguramente Dios no te va a contestar muchas preguntas del porqué de las cosas, pero si se las arreglará para que tú te vayas dando cuenta con el tiempo; como en el caso de José, que solo cuando estuvo en el palacio y pudo ayudar a salvar su pueblo, lo entendió. (Gn. 50:20-21), probablemente antes no fue así, seguramente hubo días de reclamos y frustraciones, temporadas de desánimo y aflicción, pero al final José pudo seguramente decir como Job, AHORA MIS OJOS TE VEN.

Tú que estás pasando por episodios dolorosos, que te encuentras sumido(a) en el dolor, la tristeza, el desánimo, la frustración; espera en el tiempo, confía que el tiempo te traerá las respuestas, el tiempo te irá mostrando los planes de Dios, el tiempo traerá sanidad a tu corazón, Dios derramará una gracia especial para que puedas superar este momento; te invito a que descanses en la sabiduría y el poder de Dios, en los planes eternos que tiene contigo, y aproveches esta situación para crecer en la gracia y el conocimiento de Dios.

Recuerda siempre lo siguiente: para los que le aman…todo obrará para bien.

Ps. Luis Daniel Fernández Rivera.