Hay tanta verdad en el dicho «EL QUE NO SABE PARA DONDE VA, CUALQUIER BUS LE SIRVE», es una realidad que cuando no conocemos nuestro llamado o nuestro destino, nos enfrascamos en batallas que lo único que hacen es desgastarnos, y apartarnos del camino trazado por Dios.
En Mateo 26: 53-54, nuestro Señor Jesús le dice a Pedro y a la multitud que lo va a apresar «Acaso piensas que no puedo orar a mi Padre y que él no me daría más de doce legiones de Ángeles? ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras? Jesús conocía su llamado y su destino, él no se enfocó en defenderse, pues esa batalla no se interponía en su destino; no nos enfoquemos en batallas inútiles, a no ser que esa batalla sea necesaria porque se interpone en tu destino profético, a menos que esa batalla se interponga en tu promesa.
En ocasiones se levantarán personas que no aprobarán lo que estamos haciendo, respetemos esa posición, pero recuerda que no es necesaria la aprobación de ellos para alcanzar tu destino, que importa si no lo aprueban, que importa si no creen.
Dios no les dio la promesa a ellos, TE LA DIO A TI. Siempre habrá quien quiera sacarnos del propósito, confía en tu llamado, en tu promesa y corre tu propia carrera.
Filipenses 3: 12-14.
Ps. Luis Daniel Fernández Rivera.